Una nueva matanza ha tenido lugar en Estados Unidos, esta vez en un colegio privado cristiano ubicado en Nashville. Se trata del tiroteo masivo número 191 en el país desde 1966, pero solo el cuarto perpetrado por una mujer, una ex alumna de esa misma escuela. Las víctimas: 3 niños de 9 años asesinados, la directora, una maestra sustituta y el conserje también, y claro, la atacante terminó muriendo, abatida por las fuerzas policiales. ¿Cuántos tiroteos más puede soportar la golpeada “mejor democracia del mundo” antes de poner el freno? ¿O se dedicaran a culpar a la población transexual de esta barbarie? Puede que la segunda sea la opción que elijan.
Audrey Elizabeth Hale era una mujer transexual de 28 años de edad y antigua estudiante de la escuela cristiana Covenant de Green Hills, Nashville, Estados Unidos. La institución es parte de la Iglesia Presbiteriana Covenant y recibe a unos 200 alumnos al año desde su fundación en 2001, pero solo en 2022 implementaron un programa de entrenamiento en armas de fuego.
La mañana del lunes 27 de marzo, Audrey Hale regresó a su antiguo colegio, ingresando por una puerta lateral y armada con dos rifles semiautomáticos y una pistola. A las 10:13 a.m. la policía recibió los primeros llamados informando de un tiroteo en la escuela cristiana. Al llegar las patrullas, los agentes escucharon disparos en el segundo piso. Rápidamente se formó un escuadrón policial de 5 oficiales armados que ingresaron al recinto. Un vídeo publicado por el Departamento de Policía Metropolitana de Nashville muestra los momentos exactos en que dos agentes logran abatir a la tiradora, muriendo a las 10:27 a.m.
Las víctimas de una masacre eterna…
Lamentablemente, para ese momento ya 3 niños de 9 años de edad habían sido heridos. Los 3 morirían al llegar al Hospital Infantil Monroe Carell Jr. También fueron asesinados 3 adultos: la directora de la escuela, Katherine Koonce (60), una maestra sustituta, Cynthia Peak (61), y el conserje, Mike Hill (61). Estas 6 víctimas, sin contar la propia atacante, se suman a las más de 1000 personas que han muerto entre los más de 350 incidentes con tiradores que han ocurrido entre los años 2000 y 2023 en Estados Unidos.
También es la masacre número 191 ocurrida en una escuela estadounidense, y la cuarta realizada por una mujer. Ello, sumado a la particularidad de que la autora de la matanza sea una persona transexual, se ha convertido en la comidilla de muchos grupos conservadores que no han tardado en denunciar la maldad inherente al lobby LGTBQ+. Cabría preguntarnos qué sucede con las otras 190 masacres perpetradas por personas no transexuales. No vemos a nadie acusar al lobby heterosexual de esas muertes. Pero claro, es solo una forma de distraer la atención de las verdaderas e inmutables causas que vienen ocasionando masacre tras masacre en Estados Unidos.
¿Por qué continúa pasando esto en Estados Unidos?
Es triste considerar que esta no es la primera masacre perpetrada por uno o dos tiradores en Estados Unidos, pero aún más triste saber que no será la última. Hace un año, Payton Gendron, un supremacista blanco, realizó un tiroteo en el que mató a 10 personas afroamericanas en el supermercado Tops Friendly Market, ubicado en Buffalo, New York. Estaba armado con un rifle de asalto AR-15 y protegido con un chaleco antibalas y un casco, que además llevaba integrada una cámara desde la cual transmitió en vivo su masacre.
Unos años antes, un joven de 20 años llamado Adam Lanza, equipado con un rifle Bushmaster modelo XM15-E2S, asesinó a 21 personas, incluyendo a su propia madre, en el tiroteo de la Escuela Primaria Sandy Hook, en Newtown, Connecticut. Pero quizás la matanza más conocida sea la perpetrada por Eric Harris y Dylan Klebold, en la Escuela Secundaria de Columbine en 1999. Armados con pistolas, escopetas, explosivos y cientos de municiones, asesinaron a 12 estudiantes y un profesor, en unas imágenes que dieron la vuelta al mundo y mostraron un Estados Unidos como pocas veces se había visto antes, con algo quebrado en su núcleo.
Solo en 2020 se registraron 19 mil 350 homicidios con impacto de bala en Estados Unidos, y en lo que va de 2023 hemos tenido al menos 30 incidentes en escuelas que vienen dejando 8 muertos y 23 heridos. Se calcula que 53 personas mueren al día por armas de fuego en el país más libre del mundo. La constante parece obvia, pero aún hay muchos sectores que se niegan a una regulación más severa para la compra y venta de armas de fuego. El mismo presidente Joe Biden, quien condenara el ataque en Nashville como condenó el de Buffalo, ha vuelto a hablar de la necesidad de ser más restrictivos con el tráfico de armas y dice que el Congreso debe aprobar una serie de legislaciones al respecto. Pero las palabras se las lleva el viento.
Una política que permite y fomenta la compra de armas, una sociedad altamente racista y clasista, sumado a todo ello el fanatismo de muchos sectores de la población, dan la respuesta perpetua para este síndrome que no deja tranquilos a los estadounidenses. En lugar de invertir en educación pública y salud mental, se habla de armar a los profesores y enseñar a los niños métodos de autodefensa en caso de ataque con armas de fuego. Una medida muy necesaria, en tiempos de guerra.
Aún no hay comentarios, ¡añada su voz abajo!