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Abg. Jian Franco Lopez Pizardo

¡CRACK ECONÓMICO! LA BANCARROTA DEL SILICON VALLEY, SIGNATURE Y CREDIT SUISSE ATERRORIZA AL MUNDO FINANCIERO

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El Silicon Valley Bank cerró sus puertas el 10 de marzo del 2023. Se trata de la quiebra bancaria más grande desde la caída del Lehman Brothers en 2008, una institución financiera que llevaba operando desde 1847, y cuya bancarrota significo el inicio de la crisis bancaria más grande de toda la Historia. ¿Nos estaremos acercando a un nuevo episodio en esta novela interminable de crisis y salvamentos del Estado?

La revista Forbes anunció en una de sus últimas publicaciones que este año sería uno de grandes éxitos para el Banco de Silicon Valley. Unos días después sus acciones se hundieron un 60%, provocando una huida masiva de inversores. Poco después anunció su bancarrota. La HSBC compró hace unos días la filial británica por un dólar. La culpa no la tiene Forbes, ni mucho menos, sino el sueño febril de una economía en permanente ascenso que está repleta de crisis cíclicas que no tienen cuando acabar.

El Silicon Valley Bank, ubicado en el icónico valle al que debe su nombre, en California, EEUU, es la decimosexta entidad financiera en el país. No parece mucho, pero hay que recordar que estamos hablando de verdaderos gigantes bursátiles entre los que el SVB tenía un lugar. En 2022 cerraron el año con unos activos de 250 mil millones de dólares y depósitos valorizados en casi 180 mil millones.

Se diferenciaba de otros bancos por realizar préstamos a empresas tecnológicas y financiar Start-ups de alto riesgo. Ciertamente no suena la más prometedoras de las empresas, pero tomando en cuenta que a su alrededor nacieron los nuevos dueños de la economía mundial hoy en día, y que además sus activos se duplicaron entre 2019 y 2021, parecería que no habría nada que temer. A fin y al cabo, estamos viviendo una verdadera revolución tecnológica que no parece tener fin. ¿Verdad?

Crónica de una crisis anunciada…

Para entender lo que ha sucedido, debemos volver a la crisis financiera del 2008. Como todos recordamos, aquella situación se solventó con el gobierno estadounidense regalando bonos de cientos de miles de millones de dólares para salvar los bancos, además de las bajadas en las tasas de intereses, que permitirían a ciudadanos y empresas solicitar préstamos sin temor a no poder pagarlos. De esa forma la rueda siguió rodando. Muchos aprovecharon la oportunidad para invertir en nuevas empresas que ya en ese momento se estaban consolidando, como Google, Facebook, Apple, Amazon, etc. así como en promesas quizás menos rentables; Tesla, por ejemplo. Lamentablemente también invirtieron en opciones aún menos confiables, como la industria de los Bitcoins, que se traduce hoy en día en tirar el dinero a la basura. La inflación se venía venir. Mucho dinero en operaciones que no serían rentables, y entonces comenzó el COVID 19.

La paralización de la economía mundial que empezó en marzo del 2020 arruinó millones de negocios, pero los gobiernos de EEUU y la UE intentaron atajar la naciente crisis con una nueva inyección monetaria, donde se implantarían tasas de intereses tan bajas que hasta llegaban a ser negativas. Sin embargo, la moneda se continuó devaluando; no había ningún sustento material qué respaldara la masiva impresión de billetes. De este pecado fueron culpables tanto la administración Trump como la actual Biden. Y peor aún, sobrevino otra catástrofe más: La guerra entre Rusia y Ucrania.

Las sanciones que se impusieron a Rusia por parte del bloque occidental significaron terribles consecuencias, sobre todo para muchos países que nada tenían que ver en el conflicto, e incluso para los que estaban apoyando a EEUU en la aplicación de tales medidas. La primera y más obvia fue el aumento del precio del petróleo y los cereales, lo que a su vez ha significado el aumento de casi todos los productos.

Uno de los que más incrementaron fue el precio del silicio, elemento fundamental en la fabricación de microchips y por tanto de toda la industria tecnológica. De hecho, Silicon Valley debe su nombre a los productos derivados del silicio que le dieron vida en un primer momento. El aumento de los costos ya ha obligado a empresas como Meta, Twitter, Google y Amazon a realizar despidos masivos de sus trabajadores, así como reestructurar sus operaciones. Para más inri, la escasez que generó aún más inflación ha obligado a las instituciones financieras a aumentar las tasas de intereses, como una manera de evitar que se siga devaluando la moneda y salvaguardar sus activos y liquidez.

Todos estos elementos configuran una tormenta perfecta de la que Silicon Valley Bank ha sido su primera víctima. Y es que parece ser que la única forma que tienen algunos para salvar una crisis económica es colocando todos los elementos para una futura y aún más fuerte crisis económica.

La quiebra del Silicon Valley Bank y lo que le sigue…

El Silicon Valley Bank invirtió sus activos en Bonos y valores respaldados por hipotecas en un momento en que las tasas de intereses no auspiciaban buenos resultados. Los retornos fueron negativos, aunque no había otra opción que venderlos en 21 mil millones de dólares, con una pérdida de 1,8 mil millones. Los inversores tuvieron miedo y en 24 horas el banco perdió otros 42 mil millones de dólares. Los ahorristas cayeron en el “pánico bancario” y corrieron a retirar sus depósitos, mandando por agua cualquier planificación a largo plazo. Tan grave estaba la situación que Greg Becker, CEO del Silicon Valley Bank, pidió a sus clientes que guardaran la calma y no retirasen sus ahorros, a fin de mantener la liquidez de la empresa. El pedido tuvo el efecto contrario. El terror se desató y poco después el SVB no tuvo otra opción que declararse en quiebra, cuando el Departamento de Protección Financiera e Innovación de California procedió a su cierre y a la custodia de sus últimos depósitos.

El desastre no tardó en expandirse a otros bancos. El JP Morgan, Banks of América, Wells Fargo y Citigroup reportaron pérdidas combinadas de 52 mil millones de dólares en un solo día. Luego sobrevino la bancarrota del Signature Bank, el Western Alliance y First Republic Bank, en lo que es ya un verdadero desastre financiero. El siguiente en la lista sería el Credit Suisse, el segundo mayor banco de Suiza que llegó a perder un 24% de su valor en bolsa, pero el Banco Central Suizo le arrojó un salvavidas de 54 mil millones de dólares, el primer flotador desde el 2008. Las instituciones financieras europeas han perdido unos 165 mil millones de dólares desde la caída del Silicon Valley Bank, hace poco más de una semana, a pesar de las medidas tomadas. Aun se teme un hundimiento, lo que significaría un nuevo Lehman Brothers y una nueva crisis mundial.

Pero estamos asegurados…

Volviendo a Estados Unidos, habría que mencionar que los clientes de los bancos son asegurados por la Corporación Federal de Seguro de Depósitos, lo que significa que, en teoría, su dinero está respaldado por un tercero que se lo devolverá si el banco se queda sin liquidez. El problema es que ese seguro solo cubre 250 mil dólares, el monto máximo que recibiría cualquiera que no hubiera podido retirar sus ahorros a tiempo. ¿Es necesario decir lo que ha pasado? Muchísimos de los clientes del SVB tenían cientos de millones en sus cuentas, como Roblox, que tenía 500 millones y solo recibirá el 0,05% como compensación. Muchas otras empresas se ven en apuros, sin liquidez y al borde de la recesión, lo que podría conllevar el reacomodo de toda la economía nacional, el fin del crecimiento económico y la revolución tecnológica, al menos durante un tiempo.

“El sistema financiero estadounidense es seguro. Los depósitos están a salvo” dijo Joe Biden, presidente de los Estados Unidos. Esperemos que no se equivoque como lo hizo la revista Forbes.

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