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Abg. Jian Franco Lopez Pizardo

CARLOS BUSTÍOS Y LOS 50 MIL SOLES QUE LE DIO A DINA BOLUARTE

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El empresario Carlos Bustíos afirma haber entregado la minúscula suma de 50,000 soles en favor de la actual mandataria del Estado, Dina Boluarte, en plena campaña electoral, cuando aún compartía destino con Pedro Castillo y Perú Libre. Ella lo niega, obviamente, y aprovecha para insultar al semanario Hildebrandt en sus Trece. ¿Dónde están los medios de prensa haciendo su protesta de micrófonos caídos para defender la libertad de expresión? Hace unos meses, esas declaraciones hubieran sido suficientes para vacar al presidente. Hoy, ni medio centenar de muertos conmueven al Congreso.

Carlos Bustíos Muñoz es un empresario peruano dueño del local ubicado en la Av. Inca Garcilaso de la Vega 1584, mismo que Dina Boluarte habría utilizado para reunirse con aliados políticos y celebrar actividades proselitistas durante la campaña electoral del 2021, hechos públicos ampliamente conocidos. Ahora, Bustíos no solo afirma haber prestado dicho local, sino haber “aportado” 50 mil soles en efectivo a la campaña de Dina Boluarte, en ese entonces candidata a la vicepresidencia con Pedro Castillo.

Yo soy honesto: le di 50.000 soles a Dina. Fue en mayo del 2021. Ella me pidió el dinero acá, en mi local, y se lo entregué en efectivo” fue lo que dijo en entrevista exclusiva con el semanario Hildebrandt en sus Trece. “Salió de los pocos ahorros que yo tenía, más otro dinero que me dieron algunos amigos y clientes. Hasta la fecha ella no me ha pagado. Cuando ella llegara a Palacio de Gobierno como vicepresidenta de Pedro Castillo, me iba a devolver lo que yo estaba poniendo para su campaña. No lo hizo” demandó el empresario.

Desde el año 2019 está prohibido que los partidos políticos reciban aportes económicos no registrados ante la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE). Más específicamente, se trata de un delito, y Dina Boluarte serían tan culpable como Pedro Castillo y Perú Libre. Sobre todo porque Bustíos afirma que el préstamo fue directamente realizado a la actual presidenta.

En local de la Av. Inca Garcilaso de la Vega se llevaron a cabo actividades dirigidas por la propia Dina Boluarte, quien se refería al sitio como “el búnker privado y centro de campaña de segunda vuelta”. Sería allí donde tomarían la foto de “El Ranchito de Dina”, un comedor popular que cumplía las funciones de portátil para la entonces candidata a la vicepresidencia. En dicha foto se ve a Maritza Sánchez, su ex asistenta personal. El grupo gastronómico habría sido financiado por Henry Shimabukuro, ex asesor de Pedro Castillo a quien Dina insiste en no conocer, pese a todas las pruebas dicen lo contrario.

Y a pesar de todo, cuando abandonaron el local para mudarse a Palacio de Gobierno, le robaron una computadora y una impresora.  “Yo pensé, incluso, que iba a devolverme la computadora y la impresora que su gente se llevó de mi local. Todo su personal venía a trabajar acá y, cuando se fueron, dejaron papeles originales del club Apurímac. Ni siquiera pagaron la luz y el agua. No dieron ni un sol” se lamentó Bustíos.

Al ser cuestionada sobre estos aportes en plena rueda de Prensa en Piura, a donde había viajado para atender la crisis provocada por las lluvias y huaicos, Dina Boluarte no tuvo mejor idea que atacar al semanario de Hildebrandt en sus Trece, acusándolo de tendencioso y de publicar “noticias que no calzan con la verdad” con tal de “vender su diario” (aunque es un semanario). “Dina Boluarte nunca ha recibido un sol de absolutamente nadie durante la campaña. Si el señor dice que ha entregado dinero, en todo caso que lo compruebe” dijo la mandataria.

Recordemos que fue a Piura como respuesta a la destrucción que ha causado (y sigue causando) el Ciclón Yaku en el norte del país. Sin embargo, no fue bien recibida por la población, quien la acusó de solo venir por las cámaras y no hacer nada al respecto. Cuando Senamhi informó de las fuertes lluvias que se avecinaban, Dina Boluarte y su premier Otarola acordaron no comunicar a la población ni tomar ninguna medida, porque no querían generar pánico ni dar la impresión de que el gobierno no estaba preparado. Ahora que llegó a Piura, se le ocurrió decirles “Sé que están fastidiados, pero no es nuestra responsabilidad”.

¿De quién es la responsabilidad entonces? Porque pareciera que Dina Boluarte, presidenta del Perú, en realidad no es responsable de nada. Ni de la plata que entraba a su campaña, ni de las muertes de más de medio centenar de peruanos producidas por armas de policías y militares, ni de la destrucción de las lluvias en el norte del país. ¿De qué es entonces responsable la Presidente de la República? ¿A dónde llega y a donde termina su ratio de responsabilidades? ¡Qué fácil que es ser presidente del Perú! ¿Quiere hacernos creer la señora Boluarte que no sabía quién financiaba el comedor popular que llevaba su nombre y hacía las veces de su portátil? ¿Qué no sabía de quién era el local donde se reunían y al cual llamaba “bunker”? ¿Qué no sabía quién pagaba sus viajes de avión, que las lluvias estaban a la vuelta de la esquina y que los policías y militares disparaban a matar sin que nadie les hubiera dado autorización? ¡Ya pues, señora!

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